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martes, 27 de marzo de 2012

El riesgo de privatizar de la seguridad del Estado: Stratfor demostró vulnerabilidad ante los infoterroristas



   Recientemente la organización Wikileaks inició  la publicación de más de cinco millones de correos electrónicos de la compañía privada de análisis de inteligencia Stratfor, hecho que demuestra el riesgo de transferir una actividad que hasta no hace mucho era de exclusivo manejo estatal.
   Era cuestión de  tiempo para que grupos que hacen uso del terrorismo de la información como Wikileaks y Anonymous hicieran estragos en Stratfor y como lo harán en  otras compañías de su tipo: era un reto y una manzana codiciable para los infoterroristas cuya función per se es demostrar la vulnerabilidad de las agencias de seguridad del estado y el impacto temporal que podrían causar el contenido ahistórico de sus informaciones.
   Como ironía de la vida, la empresa a través de sus representantes, califica el acto de Wikileaks como “desafortunado y una violación a la privacidad”, ya que el término de privacidad en ese tipo de compañías que dan servicio de consultoría de inteligencia tanto a multinacionales  como gubernamentales es puramente abstracto.
   Lo cierto es que para el público de los diversos países donde son publicados los e-mails, ya ha convertido en un hábito el morbo consumista de las informaciones privadas en el ámbito de la seguridad que antes eran insumos de las agencias estatales de seguridad
   La información del fundador de Wikileaks, Julián Assange recogida por el periódico español El País hizo más interesante su “proeza” al afirmar que los correos “revelan el uso de redes de informadores, estructuras de pagos mediante sobornos, técnicas de blanqueo de capitales y métodos sicológicos de presión”.
   Lo grave  del caso es que naturalmente el público no puede comprobar la veracidad de las informaciones de esos e-mails, además de la cantidad abrumadora de ellos, que alcanzan la suma de cinco millones.
   Sin embargo, el propio Assange con sus palabras parece descalificar las informaciones al afirmar que la empresa Stratfor  confía en informantes del gobierno de los Estados Unidos y de agencias extranjeras de “dudosa reputación”.
   No obstante, mueve a la curiosidad la relativa facilidad con que empresas privadas de inteligencia pueden ser atacadas.  Es tiempo de que las agencias gubernamentales y empresas piensen bien antes de contratar este tipo de servicios, porque siempre estarán al acecho del infoterrorismo la divulgación masiva y a ultranza de secretos no aptos para ser divulgados.      





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