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martes, 28 de junio de 2011

Un mundo de ideologías rotas

   El mundo actual está atravesando por una situación de "rompimiento ideológico" en la cual todas las ideologías que dominaron el siglo XX y que mantuvieron la cohesión internacional hasta el primer decenio del siglo XXI han caído.
    Las grandes ideologías que motivaron inmolaciones patrióticas y nacionalismos acendrados, han sido dejadas atrás por valores transnacionales, nacionalismos económicos (protección a ultranza de mercados) y el ultraderechismo al que se han aferrado algunos ciudadanos ante el fracaso de sus modelos económicos y políticos tradicionales.
    Ya las ideologías  tradicionales promocionada por los grandes líderes europeos no concitan ni promueven una axiología en el accionar de la política.  La fuente, el origen de la política y el liderazgo actual, se basa en los graves retos de la desglobalización: enfrentar la cada vez más la creciente ola de inmigrantes, satisfacer los déficits económicos de modelos ya agotados y manejar el disgusto que aumenta  de los ciudadanos que aumenta cada vez más.
   Hoy día a causa del rompimiento ideológico existe un gran vacío tanto de liderazgo así como de conceptos políticos.  Ya socialdemocracia, izquierdismo, socialismo no significan mucho  para los jóvenes.  La nueva moral social internacional está derivándose de las redes sociales donde se están creando  conceptos dentro de un nuevo lenguaje político.
   Incluso el escenario mundial actual de momopolio de organismos multilaterales, está muy cuestionado y con la tendencia a cambiar dentro de un futuro cercano.  Este momopolio pudo verse recientemente con la elección de la francesa Christine Lagarde al frente del Fondo Monetario Internacional, venciendo al mexicano Carstens.
   Era previsible que los países hegemónicos no seleccionaran a un candidato de un país emergente como México.  Las recetas económicas del FMI van destinadas en su gran mayoría a las economías energentes (eufemismo de la nueva momenclatura económica mundial).  No obstante, la francesa Lagarde prometió a manera de gesto diplomático "ofrecer puestos de gerencia" a los países emergentes dentro del organismo.
   Sin embargo, el rompimiento de viejos modelos agotados avanza hacia una nueva ideología que no estará basada en el dominio de los sistemas creados por ellas sino en un mayor empoderamiento de los ciudadanos de sus propios procesos.
  







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viernes, 3 de junio de 2011

El presidente de Indonesia y su queja de las redes sociales

   Dentro de poco tiempo las redes sociales tendrán notable incidencia en los niveles de gobernabilidad y credibilidad de los regímenes cuestionándolos ante la opinión pública por actos considerados lesivos a la ciudadanía ante la imposibilidad de que pueda ejercitarse una censura previa.
   Uno de los ejemplos más recientes es el de el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, que se quejó de que  los medios cibernéticos y redes sociales en Internet como Facebook o Twitter divulgan alegaciones falsas sobre corrupción en el seno del partido gubernamental de su país.
     El  hecho de que las alegaciones sean falsas o no es el riesgo que corren los regímenes cuando no ofrecen a sus ciudadanos una justicia imparcial, sin corrupción o no se les propone alternativas para cambiar el status quo político y entonces exponen los temas y sus pareceres ante la opinión pública, usando las redes sociales.
     Ahí es que comienza el rol de las redes sociales, las quejas sobre los males que ocurren en los países que tienen sociedades sometidas a una brutal represión como son los casos de Yemen y Siria, son "judicializadas" por sus ciudadanos que se encuentran desesperanzados y exponen a la opinión pública mundial lo que están pasando.
     Esta libertad de opinión es la clave para que en el siglo XXI la opinión pública mundial se empodere y opine sobre los excesos y abusos de poder.  Algunos regímenes totalitarios tales como corea del  Corea del Norte, y otros en los cuales a los ciudadanos se les restringe mucho el acceso a la red como China, no podrán ante el avance de la libertad que promueven las resdes sociales.
    Tanto el presidente indonesio como otros en lo adelante tendrán que meditar sus acciones, pues estas sean malas o buenas se pueden  globalizar y se convertirán en un asunto de interés para una comunidad virtual de millones de personas.
    La queja del presidente indonesio, así como de otros que las han hehco en ese sentido, deja un sesgo de importencia al no poder controlar o censurar las informaciones que puedan surgir de sus gobiernos.  Ya la censura previa es cosa del pasado, y resulta hasta imposible que cualquier ciudadano se convierta en una especie de "corresponsal" sobre lo que sucede en su país.
    









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